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PRIMER TIEMPO: SUPERIOR CAPACIDAD TECNICA DE LOS SUPLENTES ARGENTIN0S, IMPIDIÓ APUNTALAR EL MILAGRO




La pelota en el fondo de la red, tras el espectacular zurdazo de "Cebolla" Rodríguez que abrió el marcador.


15 octubre, 2013
Selección

Un golazo tempranero de Cristian Rodríguez pareció facilitar el camino para la anhelada hazaña. Fue apenas una ráfaga inicial. A partir de ese momento Argentina exhibió una elevada calidad técnica. Dominó el medio campo y generó problemas a la defensa celeste. Logró el empate y pareció seguir de largo. Con un penal dudoso Suárez desequilibró y nuevamente, cuando lo más lógico resultaba intentar evitar errores, una nueva falla derivó en el empate logrado, otra vez, por Maximiliano Rodríguez.

La pelota en el fondo de la red, tras el espectacular zurdazo de "Cebolla" Rodríguez que abrió el marcador.

La pelota en el fondo de la red, tras el espectacular zurdazo de “Cebolla” Rodríguez que abrió el marcador.

Escribe Atilio Garrido

En una actitud que no comprendo, el público silbó a los goleros argentinos cuando salieron a realizar el calentamiento. Reiteraron idéntico sentimiento cuando el equipo enfundado en camiseta azul, pantalón y medias blancas apareció en la cancha para salir –junto a los celestes- hacia el círculo central. Absurdamente también silbaron cuando se irradiaron por los altoparlantes las estrofas del himno del vecino país. ¿Cuándo aprenderemos, definitivamente los orientales, que el Río de la Plata nos une, en lugar de separarnos? ¿Qué argentinos y uruguayos venimos caminando juntos desde la noche de los tiempos por la historia de ambos países y del fútbol mismo? ¿Qué en las orillas de ese Río ancho como mar, se jugó el mejor fútbol del mundo desde 1910 a 1954? Me da pena cada vez que ocurre –lamentablemente con mayor reiteración- esa fobia nacionalista y antiargentinos sin sentido, que domina a nuestros compatriotas. En fin…

Todo el público en las tribunas cantó el himno que escribió ¡el argentino! Francisco Acuña de Figueroa. Acentuaron el “¡sabremos cumplir!”, con el que finaliza el estribillo como mandato imperativo gritado a los jugadores. Alejandro Sabella tuvo el gesto digno de dirigirse al banco de suplentes de Uruguay para estrecharse en un abrazo con Oscar Tabárez. Todo pronto para un enfrentamiento entre el mejor equipo que puede presentar el entrenador uruguayo y una muy, pero muy disminuida formación albiceleste.

Desde el arranque de la etapa Uruguay se lanzó al ataque en franca posición ofensiva. Un intento de Stuani metiéndose en diagonal desde la derecha para recibir un pase de Cristian Rodríguez y otra penetración de Suárez por la banda diestra, resultaron los primeros intentos.

Arévalo Ríos y Diego Pérez componían el “doble cinco”; Cristian Rodríguez por izquierda y Stuani por derecha, más adelantados,también mostraron franca posición de ataque. El dominio territorial y futbolístico brindó rápidos frutos. Pelota quieta desde el sector diestro. Centro de Suárez llovido al área. Falló Domínguez en el despeje, el rebote lo pretendió recepcionar Lugano desviando la trayectoria hacia la izquierda. No llegó Cavani. La pelota le cayó como regalo del cielo a Cristian Rodríguez. El lacazino dispuso de tiempo para bajarla, dominarla y pegarle de zurda. El disparó a media altura se pareció a una cuchilla de duelo gaucho. Infló las mallas. Uruguay en ventaja cuando aún Argentina no pasó la mitad de la cancha. Transcurrían apenas cinco minutos.

Uruguay bajó el ritmo lo que ambientó el adelantamiento de Argentina. Banega el No. 10, comenzó a manejar la pelota en la mitad de la cancha. Rodríguez y Stuani no ensayaban oposición en la primera línea de contención y así, poco a poco, el trámite se emparejó. De todos modos los argentinos no pisaban el área oriental. Hasta que llegó el fatídico minuto 13… Con Uruguay en el ataque, un pelotazo largo desde la defensa hacia la zona derecha de la retaguardia oriental, originó un contragolpe con Uruguay desguarnecido. La carrera de Rodrigo Palacio y Lugano, en la búsqueda de la pelota. Llegó primero el argentino que la controló en posición de puntero izquierdo. Se hamacó ante Lugano y encontró el espacio para meter el centro a media altura al corazón del área celeste. Godín se resbaló cayendo al suelo. La pelota quedó servida para Maximiliano Rodríguez que la mandó a guardar. Uno a uno y pelota al medio.

El público comenzó a alentar al equipo al advertir que los visitantes crecían en su juego generando reiterados “oleeee, oleeee…” de su menguada tribuna. Una infracción en la cercanía del área puso fin al toque continuo de la pelota entre los pies de los argentinos. El remate de Lamela exigió la estirada de Muslera para contener abajo, sobre el palo derecho.

El trámite no varió al llegar la media hora de juego. Rodrigo Palacio aparecía como receptor de todas las pelotas ofensivas, en tanto el buen manejo de Banega aportaba una rotación de la pelota que resultaba incontrolable para los hombres del medio campo celeste. Un tiro de media distancia de Maximiliano Rodríguez en posición de entreala izquierdo, culminando una serie de pases, exigió nuevamente a Muslera. Con un claro 4-3-3 y un perfecto desdoblamiento hacia el ataque, los suplentes argentinos a esta altura del primer tiempo dominaban la pelota, el juego y el trámite. Uruguay apenas se insinuaba con el sólo empeño de Cristian Rodríguez por la banda izquierda. Aunque enredado y desprolijo resultaba a esta altura del juego la única posibilidad ofensiva de los celestes. Otro ataque argentino cortado con falta en la boca del área y el remate alto de Banega, confirmaba el dominio y la supremacía de la visita.

Uruguay rompió el asedio con una acción que derivó en pelota al córner por la derecha cuando fueron a trabarla Maximiliano Pereira y Basanta. Ejecutado por Stuani al corazón del área la cabeceó Cavani exigiendo una gran intervención de Romero quién rechazó a medias arrojándose sobre el poste derecho.

Aprovechó ese envión el equipo oriental adelantándose en el campo. Otro pelotazo al área, enviado desde la izquierda, lo fue a buscar Suárez con toda su fuerza y polenta entre los dos zagueros. Sebastián Domínguez lo bajó con la mano y el artillero celeste se dejó caer. El juez brasileño De Lima sancionó penal en una decisión tal vez rigurosa en demasía. Suárez remató fuerte, la pelota pegó en el arquero Romero pero igualmente se fue a la red. Otra vez Uruguay en ganancia.

Luis Suárez intenta dominar el balón ante la marcación del argentino Federico Fernández.

Luis Suárez intenta dominar el balón ante la marcación del argentino Federico Fernández.

A los pocos minutos por los parlantes anunciaron el primer gol de Chile. Con Uruguay en ventaja lo atinado parecía procurar conservar la misma. Poner atención total para evitar los errores. Especialmente los defensivos. Contra todo pronóstico los argentinos se lanzaron nuevamente al ataque. Manejaron el esférico. Lo trabajaron de izquierda a derecha por donde apareció Maximiliano Rodríguez muy sólo, sin ningún tipo de marca. Avanzó unos pasos internándose en el área y remató bajo, rasante y cruzado. Muslera no llegó y otra vez la igualdad se adueñó del tanteador cuando desde Chile llegaban noticias: convertía el segundo gol.

Mientras Suárez y los zagueros argentinos generaron una situación de conflicto en la mitad de la cancha, Uruguay reanudó el juego colocándose en posición de ataque definido. Cristian Rodríguez reiteró sus acciones de riesgo. Arévalo Ríos cayó lesionado. Reanudada la porfía quedó tiempo para otro centro que llegó desde la derecha, en ejecución de una infracción. Cavani ganó otra vez por el aire, pero su cabezazo salió apenas desviado.  Mientras en Santiago los trasandinos van en camino de alentar el milagro, aquí en el Estadio Centenario, una vez más las continuas fallas defensivas y la poca capacidad de marcación en la zona central, se encargan de evitar que crezca la ilusión.

Queda claro, como balance de la etapa inicial, que la sola oposición de dos hombres de marca en la mitad de la cancha –Diego Pérez y Arévalo Ríos- apoyados por dos creadores –Stuani y Cristian Rodríguez- no resultó suficiente antídoto para pelear por el dominio de la zona central, donde la mejor capacidad técnica de los adversarios impone superioridad. Para colmo, superada esa tenue oposición celeste en el medio juego, la creación de huecos defensivos en Uruguay y las infracciones peligrosas en la puerta del área, que los atacantes argentinos, principalmente Maximiliano Rodríguez y Rodrigo Palacio, han aprovechado a la perfección, generan incertidumbres para el segundo tiempo.

 

Jorge Fucile en la marca del argentino Rodrigo Palacio.

Jorge Fucile en la marca del argentino Rodrigo Palacio.


Etiquetas: Selección uruguaya