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Recoba: fidelidad y mandato especial

Jeremía Recoba, figura del partido que definió la Supercopa, homenajeó a su padre en el festejo de su primer gol clásico. La evolución de un futbolista que tuvo que superar contextos cuestionables.




Nicolás López, acompaña a Jeremía Recoba, que brazo izquierdo arriba y puño festeja el segundo gol. Fue la figura del triunfo clásico tricolor.


27 enero, 2025
Nacional

El festejo de su primer gol clásico fue con dedicatoria exclusiva. Dirigido para una persona muy especial en su vida y en su profesión. Su primer desahogo personal ante Peñarol concluyó en una premonición colmada de amor, donde el homenajeado no podía ser otro que su propio padre.

 

Jeremía Recoba marcó el 2:0 parcial para Nacional en la final por la Supercopa Uruguaya y en la celebración de su gol le brindó un tierno homenaje a su padre, Álvaro –gesticulando como si fuese un ‘Chino’-. Un desenlace lleno de euforia y algarabía pero, al mismo tiempo, destinado con devoción y admiración para quien parece tener una predilección muy especial en su vida.

 

Jeremía reveló un gesto que, para muchos, pudo haber significado una simple dedicatoria familiar. Sin embargo, el reconocimiento que tuvo para su padre evidenció un tributo a los valores que ambos enlazaron y aunaron en esta misma profesión. Donde su hijo, ahora como protagonista, le volvió a demostrar a su padre su auténtica fidelidad y lealtad hacia su persona. Un gesto que certificó, una vez más, una relación emotiva y conmovedora entre sí.

 

Solo basta con recordar y rememorar que su padre, como entrenador principal, fue quien lo hizo debutar en Primera división en la temporada 2023 poniendo en tela de juicio un contexto casi que armado a la perfección para recibir cualquier tipo de opinión. Positiva o negativa. Porque ante semejante apuesta, su padre pasó a decidir profesionalmente sobre las condiciones de su propio hijo.

 

Y obviamente, una determinación de este tipo, siempre queda expuesta a arrastrar ciertas polémicas o a recibir una multitud de cuestionamientos hasta de forma natural, por el solo hecho de la existencia de un vínculo familiar. Casi sin importar los contextos ni las razones. ¿Qué tiene de sencillo una determinación o decisión de este tipo? Nada. Todo se hace cuesta arriba.

 

Por ello, cuando surgen estos gestos de amor. Cuando suceden estos desenlaces afectuosos. O se producen actos fraternos de este tipo. Por más mínimos que sean, no sólo es importante no pasarlos por alto sino que más importante es destacarlos y evidenciarlos. Y más aún, cuando los involucrados forman un vínculo familiar y son parte de este fútbol profesional, donde la muestra de valores, respeto y enseñanzas para los más chicos nunca están de más. Sino todo lo contrario. Son imágenes admirables.

 

DEBUT, EN UN CONTEXTO CONTROVERTIDO

 

Jeremía Recoba debutó en el primer equipo de Nacional el pasado 29 de octubre de 2023, cuando su padre, Álvaro, lo mandó al campo de juego a los 76 minutos ante Potencia por Copa Uruguay. Su estreno en Primera división fue auspicioso a nivel colectivo, porque aquel día su equipo goleó por 4:0.

 

En aquel momento, Jeremía tenía 20 años y se había ganado la oportunidad porque era de los más destacados del plantel en la Tercera división tricolor, donde previamente también había sido dirigido por su padre.

 

Ese día, significó el puntapié inicial de Jeremía en su periplo como futbolista profesional de Nacional. A partir de ahí, el chico Recoba fue alternando minutos y de a poco se fue consolidando bajo un contexto controvertido. Pues claro, si el entrenador era su propio padre.

 

La vara de “medición” para su rendimiento, naturalmente, siempre estuvo bajo la lupa por el solo hecho de estar involucrado profesionalmente en un vínculo familiar, expuesto a las consecuencias. Como si tuviese que demostrar más que el resto de sus compañeros.

 

Sin embargo, cada vez que tuvo la oportunidad, buscó explotar sus condiciones; aunque, con vaivenes en su rendimiento. Tuvo partidos buenos y otros donde no pudo destacar. Pero siempre que estuvo en cancha evidenció una postura innegociable en su actitud positiva y en sus ganas de superarse.

 

Ahora, su presente, parece una premonición. Porque Jeremía, desde su debut en Primera, nunca escapó a tener que superar ciertos contextos cuestionables, que terminaron siendo su mayor estímulo. Y con el tiempo, se acostumbró a transformarlos en un incentivo.

 

SUS NÚMEROS

 

Jeremía Recoba tiene 21 años. Hasta el momento, disputó 45 partidos en la Primera división de Nacional. Marcó 10 goles y dio 8 asistencias. De los 45 encuentros como profesional, en 19 de ellos jugó como titular y en los restantes 26 ingresó en el complemento.

 

CADA VEZ MÁS COMPLETO

 

Sus condiciones no son las típicas de un extremo clásico. Sin embargo, por diferentes motivos y causas, mayormente, ha jugado como extremo.

 

En un comienzo, le costó adaptarse a esta posición. Pues lógico, si estamos hablando de un futbolista que no cuenta con las características naturales de un volante por banda sino que Jeremía Recoba destaca por su técnica, por su control de pelota, por su gran panorama de campo y por su facilidad para decidir y resolver en espacio reducido.

 

Jeremía, acostumbra a tocar la pelota “de primera”. Juega, y hace jugar. En definitiva, su juego, es el más simple de ver en el fútbol pero el más complejo para que un futbolista lo pueda concretar. Porque no todos pueden hacer fácil lo difícil.

 

Sin embargo, su actitud positiva, como empecinado en el esfuerzo; de acatar órdenes de los entrenadores sin excusarse en que las condiciones no sean las ideales, lo fue haciendo un futbolista con un temple especial. El transcurso de su propia carrera –en contextos cuestionables- lo hizo aún más fuerte en todos los aspectos y sentido, hasta convertirse en un jugador completo.

 

Desde junio de 2024, Jeremía Recoba dejó de ser dirigido por su padre. Y desde hace siete meses, se ganó la titularidad como extremo izquierdo por méritos propios, bajo las órdenes de un técnico (Martin Lasarte) que, desde que tomó el cargo, confió en sus condiciones.

 

Este pasado domingo, Jeremía marcó su primer gol clásico. Su equipo le ganó a su rival de todas las horas y se consagró campeón de la Supercopa Uruguaya. Por si fuera poco, se trasformó en la figura del partido jugando en un nivel superlativo y en un puesto que no es el habitual como para poder exponer su mejor versión.

 

A esta altura, esto último, parece ya no ser un problema para Recoba ni para Lasarte. Porque con el tiempo, con el correr de los partidos, pero sobre todo, por sus óptimos rendimientos se lo adaptó como propio, gracias a su mentalidad de superación personal y continua. Jeremía, hoy, es dueño absoluto del extremo izquierdo de Nacional.

 

Es que, de alguna manera, sus actitudes en el campo de juego han sido un reflejo de la propia personalidad del joven volante tricolor, quien fue evolucionando como futbolista profesional producto de su elocuente fidelidad y un mandato especial, casi que único, de ser genuino en el esfuerzo.

 

Jeremía Recoba, un gesto que dice mucho.