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Resumidos en la gloria




Diego Forlán y Luis Suárez, entre los referentes de una generación de gran popularidad.


21 junio, 2013
Columnistas

Un diputado uruguayo evidentemente cree que le conviene atribuirles por twitter signos políticos opuestos a los de su Partido (de ese diputado) a Tabárez, Lugano y Forlán.

No me fijo en quién ni en lo que twitteó. Voy a un tema de fondo.

Diego Forlán y Luis Suárez, entre los referentes de una generación de gran popularidad.

Diego Forlán y Luis Suárez, entre los referentes de una generación de gran popularidad.

Cuando Uruguay ganó en Maracaná, incluso en el comentario del partido final (para mantener cierta coherencia, porque había comentaristas que venían atacándolos desde una huelga dos años anterior) sus futbolistas fueron fustigados. Cuatro años después quedaron cuartos en el Mundial perdiendo dignamente ante Hungría y ante Austria. En las siguientes eliminatorias (las primeras que se disputaban) fueron eliminados por goleada (1:5) ante Paraguay. A Oscar Omar Míguez le llovieron críticas. Poco después de Maracaná a Julio Pérez un diario lo había mandado “a jugar a un campo chivero”. Obdulio Jacinto Varela ya antes había enfrentado a la prensa, por agravios recibidos (leer El reposo del centrojás, entrevista imperdible de Osvaldo Soriano con Varela). Ni siquiera Shubert Gambetta se salvó en todo momento. Sin embargo, el resumen glorioso de la popularidad de todos ellos es, desde siempre y por siempre,  imbatible.

Todas las generaciones más exitosas del fútbol uruguayo (la de los años 20, extendida hasta el Sudamericano del 35, con dos breves paréntesis de descrédito en los anteriores); la de los 50, arriba mencionada; la de los 60, culminada con el cuarto puesto en México, no reconocido como logro en su época y extendida hasta el primer Mundial de Nacional; la de los 80, extendida hasta la Copa América del 95) sufrieron, en algún momento, duras derrotas y recibieron críticas muy negativas, pero todas esas generaciones superaron la comedia humana y están en el cielo de La Divina Comedia del Dante (esa novela sin relleno, como la definió Raúl Zurita).

A esta generación “del 2010” le falta definir en cuál círculo del cielo queda, pero el resumen ya está: más allá de la hojarasca, la popularidad de estos futbolistas no tiene mácula, como no la tiene la de Míguez, la de Julio Pérez, la de Varela, la de Gambetta… y la de tantos otros, incluyendo a futbolistas de generaciones no tan exitosas. Si ese diputado supiese algo de historia, se hubiera ahorrado sus ciento cuarenta palabras en contra de su propio Partido.

Después viene el bonus track, aquel capítulo del poder donde “El Cotorra”, “El Loco”, “El Negro”, “El Mono”… pierden con el Doctor, el Escribano, el Diputado, el Broadcaster… pero ese es otro tema.