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Sabéla




Alejandro Sabella en los tiempos que dirigía Estudiantes de La Plata.


13 octubre, 2012
Sin Categoría

Mienten los periodistas que, hasta el cansancio, diciéndolo de mil maneras, quieren convencernos de que Sabella sacó a la Argentina de una supuesta deriva perniciosa en que la sumió Maradona y en la que Batista naufragó.

Alejandro Sabella en los tiempos que dirigía Estudiantes de La Plata.

La verdad es que Sabella está logrando algo muy distinto y, en todo caso, mayor, está plasmando que Argentina recupere una consistencia que no tenía desde los tiempos del Loco Bielsa, porque Basile tuvo muy buenos momentos como técnico de la albiceleste, también después de Bielsa, y Maradona –con Bilardo- salvó a la Argentina de no clasificar al Mundial de Sudáfrica, y tuvo muy buenos momentos en partidos de preparación y en el Mundial, pero no alcanzaron –Maradona ni Basile ni Batista- a darle a la selección argentina la consistencia que le daba el Loco.

Alejandro Sabella fue, por diminuto, argentino, zurdo, 10 habilidoso y escurridizo, lo más figurativamente parecido a Lionel Messi que surgió en el fútbol de principios de los años setenta, él a la sombra referencial de Alonso como Messi a la de Maradona. Aunque Lío rompió las comparaciones, vale medir que el talle de zapatos de la máxima estrella del equipo argentino no le va mal a su técnico. Es sólo un detalle. La verdad más importante es que Sabella trae en sus zapatos el bagaje de haberse formado con Pedernera-Labruna en River y con Bilardo en Estudiantes de La Plata, en dos de las escuelas raigales del fútbol argentino y rioplatense –especialmente con Bilardo en Estudiantes, por su evolución hacia lo completo-. Ya lo había demostrado en Libertadores e Intercontinental –acaso el trazo entre Bielsa y él se llamó Verón-.

También por eso –y porque nunca Argentina ni nadie había tenido dos zurdas juntas como las de Messi y Di María- no me jugué más que a mis cábalas en el partido de esta noche –aunque si la AUF no respeta las suyas, de poco pueden servir las mías-. Quizás fue lo mejor, tal vez lo mejor que podía hacer la selección uruguaya era y fue mirarse en un espejo. Los reflejos que hicieron crecer al fútbol mundial, vienen y van en distintos zigzag ascendentes entre sus inventores raigales itálico peninsulares y sus primeros cultores organizados masivamente, los germanos, en Europa. En América, entre las dos orillas del Plata.