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Señor ¿a qué piso va?




Gustavo "Panchi" Barrera


18 octubre, 2012
Columnistas

Este inicio de Liga no ha mostrado grandes sorpresas en lo más alto, en donde aquellos equipos que más han invertido en sus planteles se encuentran observando el devenir del certamen, como era de esperar, desde los pisos con mayor altura, con vista al mar, privilegiada digamos.

Gustavo “Panchi” Barrera

A su vez, el grueso de las instituciones intercaló puntos sorpresas con algunas confirmaciones que hacen pensar en una lucha feroz por tratar de no ingresar en la zona caliente o para no irnos de tema, buscando no vivir en los tres pisos habitables (solo por unos meses) en el subsuelo.

En la mitad de este virtual edificio debemos ubicar a Sayago, de más que positivo arranque, pero que debe cuidar y construir con firmeza los cimientos de una campaña que recién está dando sus primeros pasos. Es que la vecindad está revolucionada y tanto Tabaré como Welcome han solicitado precio para ingresar en esa misma zona, disfrutando de una realidad satisfactoria. Costo – rendimiento, el negocio viene saliendo.

Las primeras participaciones de Montevideo daban para ilusionarse, pero la ausencia de Haller ha calado hondo en el conjunto de Yaquinta que lo obligaron a perder posiciones, iniciado arriba y bajando ahora varios pisos.

Trouville buscó asesoramiento internacional y desde España aún no llegaron las soluciones acordes para un conjunto que debe rendir más desde varios planos. La defensa ha hecho agua por todos lados y en el frente las vías de gol dependen de un inspirado, aunque algo solo, Justin Keenan.

Más abajo, Cordón, Larre Borges y Olimpia desde muy temprano sufren un comienzo con bases no tan sólidas. Incluso, dos de ellos ya han sangrado por la herida contratando nuevos arquitectos para este proyecto de mantenerse en el privilegiado barrio.

El edificio de la Liga Uruguaya, habitable por tantas emociones con el paso de las semanas, convive con inquilinos dispuestos a dar la sorpresa, con el afán de superación constante para llegar a los pisos más altos, pero desnudando a veces en ese camino falencias que en definitiva, hacen también apasionante cada momento de acción.

Cada fecha da material para analizar detalladamente cada suceso pero el tiempo se acabó por hoy pues…llegó el ascensor.

– Señor, ¿a qué piso va?

– Al más alto posible…siempre.