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Sergio y Rodrigo Cabrera, enemigos íntimos por noventa minutos




Los Cabrera en familia. Sergio, el padre con la camiseta de Peñarol, "Lolo", el hijo, con la casquilla de Juventud.


30 noviembre, 2012
Fútbol Uruguayo Primera

Los Cabrera en familia. Sergio, el padre con la camiseta de Peñarol, “Lolo”, el hijo, con la casquilla de Juventud.

–Es difícil –dice Rodrigo Cabrera, el zaguero del Juventud de Las Piedras que el domingo enfrentará a su padre, el ayudante de campo de Jorge Da Silva.

–Para el padre es más difícil –asegura Sergio y no nos deja dudas–, porque además Rodrigo va a estar descargando y yo no.

Será la primera vez  en la vida que se enfrenten y será en un Centenario lleno. “¡Qué primera vez!”, exclama Rodrigo.

En una barbacoa plenamente futbolera

Para ambos, la primera vez que fueron a un estadio fue al Centenario a ver a Peñarol desde la Ámsterdam. A Sergio lo llevó su padre (vendedor de seguros) y le regaló la camiseta aurinegra cuando tenía cinco años. A Rodrigo lo llevó Sergio–un partido por la Liguilla ante Bella Vista– y también le regaló esa camiseta que, en particular, para Rodrigo Cabrera Sasía es la aurinegra de su abuelo: El Pepe Sasía.

Pero la más inolvidable vez que Rodrigo fue de niño a una cancha con su padre, ocurrió cuando Sergio dirigía la Tercera del Juventud de Las Piedras y jugaban la final del Campeonato Uruguayo frente a Danubio, de visitantes. Rodrigo en el vestuario presenció la charla técnica previa de su padre y se emocionó y lloró, como todos los botijas de Las Piedras que esa tarde competirían contra un rival que parecía bastante superior –”con Juan Manuel Olivera, el “Pollo” Olivera, el “Bola” Lima, Peralta, el “Matraca” Gutiérrez, dirigidos por Luis González”–. Sergio Cabrera les recordó a los jugadores de Las Piedras, uno a uno, cómo habían llegado hasta ahí, lo que les había costado.

–Muchas veces fui a ver las prácticas del Juventud –cuenta Rodrigo–, pero esa charla me quedó grabada a fuego. Parecía un velorio, todo el vestuario llorando, mi hermano (Leandro Cabrera Sasía, el “Lele”, que hoy juega en el Atlético de Madrid) y yo, que éramos chicos, llorando también, parecía un velorio, pero salieron y se comieron a Danubio. Perdimos tres a dos porque no nos cobraron un penal. Terminamos ocho contra siete.

–Había una diferencia futbolística enorme –reconoce Sergio.

Rodrigo peleó para poner la de Juventud por encima. Sergio no lo dejó.

Rodrigo es hincha de Juventud como lo fue de Defensor cuando jugaba con la violeta. “Era hincha de mi padre que lo dirigía y mío que jugaba; me peleaba por Defensor, como ahora por Juventud”.

El domingo saldrá a derrotar al enemigo más íntimo en su vida.

–Soy hincha mío y de mis compañeros –reafirma Rodrigo.

–Somos hinchas de los equipos en que estamos –explica Sergio.

Con aquella Tercera del Juventud, Sergio Cabrera salió Campeón. Le ganaron a Peñarol en Las Acacias cuatro a cero, dieron la vuelta olímpica en Las Acacias. Un equipo del Interior, el primero en salir campeón después de Rocha en Primera División. “Jugaba Jorge Bava, Mario Piñeiro, Silveira, Álvaro Péndola… Al año siguiente, 2002, dirigí los últimos nueve partidos de la ronda del Permanencia, íbamos cinco puntos abajo y logramos salvarnos del descenso por cinco puntos”.

Cuando Sergio Cabrera entró por primera vez a Los Aromos, coincidió con que hacía dos meses que había fallecido Manolo Anzorena, “compadre mío, con la misma edad que yo, hincha, jugador y técnico de Peñarol” y me vinieron tres imágenes a la mente: El Pepe, Manolo y mi viejo, tres figuras que me hicieron sentir que estaba llegando a un lugar que consideraba mío, pero en el que nunca había estado. Hoy lo considero mío y es un lugar en el que estoy todos los días y Dios quiera que por mucho tiempo más”.

Pero el domingo le va a ser difícil, más difícil que a Rodrigo, porque alcanza con verlos y estar con ellos para apreciar el amor, la amistad íntima entre hijo y padre, que sufrirá noventa minutos de glorioso conflicto.


Etiquetas: Peñarol