Home   »   Columnistas

¡Si valdrá, Danubio, Wanderers…!




Danubio Campeón 2013/2014 con la Copa uruguaya.


8 junio, 2014
Columnistas

“Esto demuestra que el fútbol uruguayo vale la pena”, dijo el Presidente de Danubio, Oscar Curuchet, cuando finalizó el Apertura.

No lo dijo porque salió Campeón Danubio. Estoy seguro de que lo hubiera dicho igual si el beneficiado por una compleja combinación de resultados limpios hubiese sido otro club, pero lo dijo el Presidente de un club que, cuando llegó a Semifinales, supo que la Copa Libertadores no se podía ganar. Se lo hicieron saber echando abajo puertas de hotel a punta de ametralladoras.

Danubio Campeón con la Copa uruguaya.

Danubio Campeón con la Copa uruguaya 2013-2014

Una vez le pregunté al ingeniero Eduardo Arsuaga, Presidente de Defensor, cuál fue el mejor equipo que vio de su club, para que me dijera cuál de los campeones le gustó más. “El del 47”, me dijo.

-… pero en el 47 no salió Campeón.

-En el 47 era imposible salir Campeón, pero la superioridad de Defensor sobre los otros equipos fue mayor que todas las veces que salimos campeones.

Hoy se jugó la primera final del Campeonato Uruguayo entre cuadros chicos, tan novedoso como el Apertura 2005 en que salió Campeón un club del interior, Rocha.

Por lo que vi del Campeonato (“cubrí” canchas chicas en todas las fechas), el mejor partido, hasta hoy, había sido Wanderers-Danubio, en el Viera. Hoy ellos mismos se superaron y ofrecieron una de las finales del Campeonato Uruguayo más espectaculares que haya visto.

¡Si valdrá, Oscar! Para todos. Para los jugadores, los técnicos, los comunicadores, los anunciantes, para los propios hinchas de todos los clubes. El Campeonato Uruguayo es creíble. Vale el placer y el esfuerzo.

Felicitaciones. Te recuerdo buscando la llave de la luz en tu despacho de Presidente la primera tarde que entraste ahí, yendo a preguntar a recepción dónde estaba esa llave. Encontraste las llaves de todas las luces de Danubio.

Y felicitaciones a Leonardo Ramos, que dirigió hasta a la hinchada como hincha que es y después de ganar, y de abrazarse con su cuerpo técnico y sus jugadores, le hizo a su hinchada la más profunda reverencia.

A Juan Lazzaroff, al Danubio de los siempre botijas. Si serán eternos que lo primero que Mayada dijo de su gol fue para compararlo al de Diego Perrone, pero felicitaciones también a Wanderers. Esta vez ganaron los dos -y no es relativismo-, como un domingo de mañana de 1968 Huracán Buceo y Bella Vista ganaron los dos. Esta final queda en la memoria más allá de quién la ganó.

¡Cómo es la historia! Wanderers y Danubio, unidos en el principio de Danubio con la camiseta de Wanderers, inseparables en la final en blanco y negro de un fútbol que vale todos los colores.

CARTA PAL CUMBA

La historia sólo registra dos clubes fundados por niños que hayan llegado a la Primera Divisional Profesional, con algunos de sus fundadores jugando en su equipo. San Lorenzo en Argentina y Danubio en Uruguay.

Danubio nació como el cuadro de los botijas de la Curva de Maroñas en 1932. Desde la liga del barrio llegó a Campeón de la Extra (1942), La Intermedia (1943), la B (1947), a ganarle a Peñarol (1948), a Boca (1950) y ser vicecampeón uruguayo (1954), Campeón Uruguayo (1988, 2004 y 2006-07, 2013-2014) y semifinalista de la Libertadores (1989).

La carta que da subtítulo a esta columna la envió a Colombia Armando Olivera, que fundó Danubio, junto con los Lazaroff, Soria y otros gurises de La Curva, con la camiseta de Wanderers, porque el señor que compró diez números de la rifa fundacional para comprar las camisetas (Alcides Olivera) era hincha de Wanderers (Tetracampeón en 1931, último Campeón de entonces) y les puso como condición que los colores tenían que ser negro y blanco a rayas verticales –luego, cuando entró Danubio a la Asociación Uruguaya de Fútbol, le hicieron cambiar la camiseta, para diferenciarla de la de Wanderers, y adoptaron la de la franja negra cruzada sobre blanco–.

Salvador Ichazo, el arquero decisivo.

Salvador Ichazo, decisivo en la final 2013-2014

Armando Olivera es el único caso de que alguien funde un cuadro con otros chiquilines y se retire jugando de titular en Primera División por el mismo cuadro.

Danubio siempre fue un cuadro con predominio de juveniles. Después con Urbanito Rivera, Cumba Burgueño, Romerito, bajo la batuta del maestro Lazzatti, luego los juveniles de Bentacur: Duque, Rivero, Yeye Alaguich, Daniel Martínez, después Chico Moreira, Ruben Sosa, luego con “los pibes de Walt Disney”: Pompa Borges, Polillita Da Silva, Ruben Pereira y últimamente Recoba, Zalayeta, Richard Núñez, Carini, Chevantón, el Pollo Olivera, Bolita Lima, Teca Gaglianone, Pato Sosa, Diego Perrone, Nacho Risso, Edison Cavani, Walter Gargano, Nacho González, Salgueiro, Carlos Grossmüller, Stuani, entre tantos otros.

Urbano Rivera, el que me contó esta historia, jugó de jas derecho en Danubio hasta el año 56, habiendo suplantado a su hermano Zoilo Marcelino Rivera, que jugaba desde las ligas de barrio en los años 30. Así que Danubio tuvo durante veinte años a un Rivera de jas derecho. Urbano contaba que el primer año que subieron a A, en el 48, le ganaron a Peñarol dos a uno en el estadio, cuando estaba Galloway de técnico de Peñarol, con goles de Walter Britos y, precisamente, Armando Olivera.

“Los viajes largos en ómnibus se nos hacían cortitos, porque el Cumba Burgueño nunca terminaba de hacer chistes, siempre tenía una salida pronta, una chispa bárbara. Pero también le hacían bromas a él. Una vez, estábamos en Medellín, después de una gira de noventa y tres días por Colombia, en el año 55, y llega una carta para Juan Burgueño. Todos nos sorprendimos porque el Cumba era analfabeto. Todos recibíamos cartas, pero él nunca. Así que nos sorprendió. ¿Quién le iba a mandar una carta? Era de Armandito Olivera, que inauguró el club y terminó jugando en primera y lo inició al Cumba en el club. El negro la abre, contentísimo el negro, nunca nadie le había escrito a Juan. Y cuando abre el sobre y la saca, era un papel todo en blanco y abajo la firma de Armando Olivera. ¿Para qué le iba a escribir si no sabía leer?”.

Me gustó esta historia, porque desde que me la contó don Urbano –quien quedó de encargado de la cantina de Danubio cuando se retiró como jugador–, pensé en la manera cómplice, cariñosa y divertida que encontró Olivera de que también al Cumba le llegase una carta.

Seguro que Olivera tuvo que ver en esto de que también Wanderers y Danubio hayan tenido su final del Campeonato Uruguayo.