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El héroe uruguayo





26 marzo, 2016
Selección

suarez tapa finalEscribe Atilio Garrido / Fotografías Fernando González

Hace un tiempo largo que no palpitaba tan intensamente un partido, como esta nueva edición del clásico Uruguay-Brasil, aquí, en Pernambuco. Ocurre que el enfrentamiento tuvo todos los condimentos. A saber:

1) Un muy bajo rendimiento defensivo de la zona derecha de Uruguay, en el primer tiempo, donde Brasil se movió como pez en el agua generando seis chances claras de gol. El tanteador pudo y debió ser más amplio, dada la superioridad brasileña que se generó por los errores defensivos de Uruguay y no por la capacidad del local para crear juego y apabullar con su rendimiento. Al revés, los propios errores celestes le sirvieron a Brasil la posibilidad de liquidar el partido en esa etapa.

2) La sensación permanente, inclusive en el primer tiempo donde el equipo celeste rindió poco, de que Brasil era un equipo de bajo nivel, que disminuía más su rendimiento por las características del rival que tenía enfrente.

3) Esa debilidad espiritual de Brasil, permitió que Uruguay descontara en la primera etapa e, inclusive jugando muy por debajo de su nivel y creando chances de gol en cuentagotas pudo, primero, abrir el tanteador en la jugada inicial cuando Suárez quedó sólo ante la pelota quieta enviada por Sánchez y, después empatar en la incursión de Sánchez.

4) Un segundo tiempo donde Uruguay corrigió los errores defensivos. Ante eso Brasil bajó su rendimiento a tal punto que de seis posibilidades favorables claras en los cuarenta y cinco minutos iniciales, quedó reducido a un tiro desde fuera el área de Felipe Luis y… nada más.

5) La reacción impresionante de Uruguay, acaudillada por Luis Suárez en una noche sensacional, espectacular, reveladora de que allí estaba jugando el mejor jugador del mundo. No sólo por su capacidad para el  gol, su fortaleza y hasta la técnica habilidosa que exhibió en varias jugadas. Sino por el coraje, la fuerza espiritual, la condición de líder que mete miedo a los rivales y transmite confianza a los compañeros.

6) El final impresionante, a partir del ingreso de Stuani, con Uruguay silenciando la Arena Pernambuco; con los 2.000 uruguayos en la tribuna palpitando la emoción del triunfo que estaba ahí, al alcance de la mano y que, tal vez sin merecerlo, hubiera sido impactante.

Al margen de la enumeración de esas sensaciones que fui experimentando desde la tribuna de prensa, ya apagada la emoción y aquietada la pasión, el análisis deja la satisfacción por el empate muy valioso conseguido. La igualdad que, como sostuve en el comentario previo, valía y mucho. El empate que quería a partir del cero en el arco propio, que no pudo mantenerse. Este hecho deja un aspecto negativo a corregir para el próximo partido. No puede dar Uruguay tantas ventajas, jugando de visitante, ante rivales más poderosos que este pobre equipo brasileño que se fue abucheado.

Entre las cosas positivas queda el reintegro de Suárez, el mejor jugador del mundo en la actualidad. Lo valioso, que potencia a Luis, es que aquí, con la celeste, se siente y lo es, el dueño del equipo.No es el Suárez del Barcelona, incluido como un engranaje más de una máquina que funciona a la perfección. Aquí, en Uruguay, el fútbol se interpreta, se vive y se siente en forma muy diferente al Barcelona. Entonces, aquí, en Uruguay Suárez se transforma. Es algo así como el famoso penacho de Carlos V, a quién todos los guerreros propios buscaban en la batalla, cuando España dominaba un reino donde nunca se ponía el sol. Y los adversarios al observar el penacho, temblaban de miedo y huían del campo de la lucha. Suárez es eso, es el Carlos V de la celeste. Para sus compañeros, es el héroe, la guía, el norte, la luz. Para los adversarios el temible rey invencible. Lástima esa tarjeta amarilla injusta, totalmente injusta que le mostró Pitana para darse dique y sacarse lustre.

Ahora viene Perú. No hay que confiarse. Hay que corregir los errores defensivos, para intentar conseguir los tres puntos en juego que permitan seguir soñando con llegar a Rusia 2018 sin necesidad de repesca.


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