Un club que exige volver
El descenso de River pegó fuerte en el entorno del fútbol uruguayo, después de 20 años consecutivos en Primera división. Sin embargo, su propia historia lo obliga a volver cuanto antes.
Dylan Gissi, festeja el tercer gol de River en la goleada clásica por 4:0 ante Wanderers por la última fecha del torneo Clausura. El darsenero. se despidió de Primera división con la cabeza en alto.
Tristeza, desazón, desconsuelo. Los adjetivos oscuros y vacíos que se asocian a un descenso en el fútbol, en cualquier lugar del mundo, son infinitos.
Independientemente, si dicho descenso fue merecidamente decretado o no. Eso ya no importa. Lo único cierto, es que cuando un club baja de categoría, al hincha se le viene el mundo abajo. Así de simple. Sin importar la forma ni las consecuencias que lo llevaron al derrumbe institucional.
Formas de descender, hay muchas. Depende de varios factores. Más allá de los errores a nivel institucional que pudieron haber afectado a un club para desencadenar en dicho desenlace, hay otros componentes extras que determinan el grado de impacto para el hincha. Como por ejemplo: los antecedentes del propio club ante un suceso de esta dimensión.
Porque no es lo mismo el golpe que genera el descenso de un equipo grande. De un club que jamás descendió en su historia. O mismo, de una institución que permaneció durante muchos años en una misma categoría. Con respecto, quizás, a uno que acostumbra a descender cada dos o tres años, de forma regular o rutinaria. Las secuelas y el impacto son muy diferentes.
Esto último, en parte, fue lo que sucedió con el reciente descenso de River Plate a la Liga de Ascenso Profesional, después de permanecer 20 años seguidos en Primera División. La noticia impactó a propios y extraños, y no es para menos. Porque se trata de un club que se había acostumbrado a jugar en la A, consecutivamente, desde la temporada 2005 hasta la fecha.
Y vaya si esta realidad se volvió hasta desconocida para muchos, cuando recordamos que el darsenero era el cuarto club de Primera división, después de Peñarol, Nacional y Wanderers, en permanecer durante más tiempo en la máxima categoría del fútbol uruguayo. Un mérito reconocido y de mucho valor entre los clubes locales.
SU APOGEO EN PRIMERA DIVISIÓN
Parece tan lejano de imaginar aquellos grandes momentos deportivos de River Plate en la Primera división del fútbol uruguayo; cuando era habitual candidato en las definiciones de cada temporada, cuando frecuentaba ser revelación de cada torneo y solía ser ejemplo institucional para el resto de los clubes locales, cuando solía acostumbrarse a clasificar a las copas internacionales, año tras año.
Durante más de una década, desde el 2008 hasta el 2023 aproximadamente, el darsenero se acostumbró a la ilusión, a la expectativa, a la ambición por la gloria, y por qué dejar de mencionar, si en parte también lo consiguió: River, se acostumbró al éxito. A estar entre los de arriba, no entre los de abajo. A mirar y augurar siempre la posibilidad de ganar un título, no la tabla del descenso.
Porque River no solo se acostumbró a jugar en la A, sino también a competir, a definir y a vestirse de candidato, clasificando a la Copa Sudamericana en 2008, 2009, 2010, 2013, 2014, 2019, 2020, 2022, 2023, y a Copa Libertadores en 2016. Asimismo, se dio el lujo de conseguir varios segundos puestos en diferentes tablas y torneos, de jugar una final ante Peñarol por el torneo Clausura en 2008 y una semifinal de Copa Sudamericana en 2009. Esto, es un fiel reflejo de la forma victoriosa a la que supo acostumbrarse el hincha de River en el último tiempo.
Por todas estas gestas, por sus vivencias históricas, y por las recientes, pero sobre todo, por lo que significa River en el fútbol uruguayo, su descenso impactó y generó repercusión de toda índole.
UNA APUESTA QUE DIO SUS FRUTOS DEMASIADO TARDE
River descendió después de dos años de pruebas a nivel institucional, donde el club buscó apostar a otra modalidad. Buscó apostar de lleno a un proyecto diferente, tomando como punto de referencia los juveniles. Sin embargo, su nuevo plan, proyectado a largo plazo, lo terminó pagando caro en el corto tiempo.
Después de varios años de caminar entre rosas y pedestales, aquel club, que supo ser modelo para otros, lo terminó acechando la tabla del descenso. Quizás, el proyecto pensado para el apogeo de sus juveniles necesitó una mixtura más contundente. Quizás, a éstos, les faltó la compañía de jugadores de experiencia con mayor jerarquía a modo que se transformen en sus guías y les marquen el camino a seguir. Esto último, se evidenció con el tiempo en el mismo Campeonato. ¿Por qué?
Porque recién en el final del Campeonato, cuando River ya estaba descendido, el equipo comenzó a responder muy diferente con respecto a lo que había mostrado en el año. Mostró su mejor versión. El darsenero, ganó tres partidos y empató dos de sus últimos cinco compromisos por el torneo Clausura y sumó 11 puntos de 15 posibles. En definitiva, en solo cinco partidos sumó más puntos que en todo el torneo Apertura. Pese a su mejoría, ya era demasiado tarde.
FUTURO PROMETEDOR
Las últimas cinco fechas de la misma temporada en la que sentenció su descenso, paradójicamente, evidenciaron un futuro prometedor para el club. ¿Por qué? Porque fue en esos partidos en los que River demostró el verdadero potencial de su cantera sacando a relucir su máximo nivel futbolístico con su producto genuino como base, pese a su descenso decretado de forma anticipada. Pero ése, es apenas un simple argumento para augurar un futuro prometedor. El darsenero, cuenta con motivos bastante más profundos que justifican cierta ilusión y expectativa para lo que viene.
River, se ha consolidado como uno de los grandes protagonistas en las divisiones formativas del fútbol uruguayo y lo ha demostrado año tras año siendo una principal potencia a la hora de aportar futbolistas a Primera división o a las diferentes categorías juveniles de selecciones uruguayas.
No obstante, en mayo de 2025, el prestigioso Observatorio CIES, que se ubica en Suiza y desde hace 30 años se enfoca en estudios estadísticos relacionados con todo lo que refiere al fútbol mundial, posicionó a River Plate como la institución que más promueve a juveniles a Primera división entre todos los clubes del mundo. Es decir, la organización ubicó al darsenero en el primer lugar entre todos los clubes del mundo (no europeos) en ser el que más posibilidades les ofrece a sus jugadores más jóvenes para mostrarse en la categoría principal.
Justamente, esta noticia internacional, en parte, tentó al club en ir por una estrategia diferente a través de su proyecto genuino. Sin dudas, significó una determinación deportiva bastante jugada. Porque al fin y al cabo trajo riesgos a corto plazo. Pese a las consecuencias, mediante esta apuesta, el club generó beneficios, como la reducción de costos generales, la identificación de talentos locales o incluso la creación de un vínculo más fuerte entre el club y su afición. Lo cierto, es que el club apostó y sigue apostando al desarrollo de jugadores jóvenes con proyección y potencial, y sin dudas, esa, es su mayor motivación y compromiso de cara a futuro.
Y más aún, sabiendo que Raúl Salazar, el mismo entrenador que supo revertir la imagen de River en el tramo final de la temporada, pese a su descenso, será el mismo que lo dirigirá en la Liga de Ascenso Profesional en 2026. Un director técnico de la casa, que conoce como pocos a las formativas del club y a sus jugadores. Este vínculo, genera aún más expectativa.
UN CLUB QUE EXIGE
River, pasó su momento crítico. La actualidad del equipo darsenero se muestra bastante distante a aquellos grandes momentos deportivos que supo vivir el club. Es cierto. Sin embargo, su propia historia como club lo obliga a dar una vuelta de página y dar una muestra de rebeldía en la Liga de Ascenso Profesional el año que viene.
Su propia realidad le propone un cambio importante a nivel institucional después de una ruptura, la cual le implica un volver a empezar. Dar un paso atrás no siempre significa el derrumbe, sino que, perfectamente, podría indicar el paso indicado a seguir, para luego dar el impulso con más fuerza. Quizás, sea un camino más lento, pero, sin dudas, más seguro.
El darsenero, deberá aferrarse a su orgullo, adhesión y apego por encima de cualquier otro factor para ir en busca de su gran anhelo: volver cuanto antes a Primera división.
