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Las anécdotas del Profe (2)

Las anécdotas del Profe (Nota 2).




El profesor José Ricardo De León, el técnico que cambió la historia en 1976.


5 octubre, 2023
Columnistas Habla la historia

Escribe: Atlio Garrido. 

 

El huevo duro y el auto

 

            Cuando Defensor contrató al Profe para la temporada de 1976 planteó estar en contacto permanente con el presidente, capitán de navío Julio César Franzini. Sumó al directivo Juan Carlos Gómez Martínez, constituyendo los tres lo que denominaron “comisión de fútbol”. José Ricardo de León Llegó sólo. Recibió el planteo para que continuara en funciones el Prof. César Santos en la preparación física. Destacó Franzini que estaban muy conformes con su actuación. No hubo objeciones.

 

            Según los dirigentes el plantel de 1975 apenas necesitaba algunos retoques. El Profe comenzó a trabajar con tiempo suficiente. Su primera decisión fue abrir las puertas de los entrenamientos a jugadores en calidad de “libres” que se acercaban. Uno de ellos fue Gregorio Pérez, que no renovó el contrato con Cerro. Varios de los futbolistas se probaban, el Profe no definía a quién contratar y varios se retiraban buscando otros horizontes. Gregorio, todo garra y corazón no aflojó nunca. Su situación no transitaba por caminos fáciles. Transcurrían las semanas sin que el Profe dejara algún indicio sobre su posible continuidad.

 

            Como en el tango, Gregorio sabía que en la ruleta de la vida, permanecer en Defensor era “la última moneda que me falta por jugar”. Resolvió entonces encarar al Profe antes de un entrenamiento, con su tradicional sentido de ubicación y buenas maneras.

 

“-Profesor no es mi ánimo molestarlo. Vio que no falté a ningún entrenamiento, me entrego por completo, no aflojo… Perdone, pero mi situación no es fácil, me va la vida si no quedo en Defensor. Estoy muy mal, aunque no lo crea, mi alimento es un huevo duro por día. Necesito quedar…”.

 

            No hubo respuestas. El Profe quedó en silencio. Gregorio se integró a la práctica y continuó entrenando. Faltaban dos semanas para comenzar el Campeonato Uruguayo. El Profe organizó una práctica de fútbol, armó los dos cuadros y… en ninguno de los dos figuró Gregorio Pérez. Descorazonado se quedó sentado en la tribuna con algunos jugadores más que estaban en su misma situación de libre.

 

            Al terminar el partido de práctica y como siempre ocurría después de cada entrenamiento, el Profe permanecía en la mitad de la cancha y el presidente Franzini y Gómez Martínez ingresaban a ella caminando para reunirse en el círculo central a conversar con el entrenador. Ante esa escena Gregorio pensó…

 

“-Estoy frito. Van a definir el plantel porque empieza el campeonato y no me puso en ninguno de los dos equipos. No voy a quedar…”.

 

            El cambio de ideas entre el director técnico y los dirigentes duró casi media hora. Cuando terminaron Franzini y Gómez Martínez se dirigieron hacia los vestuarios. Gregorio ingresó a la cancha y fue a buscar alguna definición de parte de el Profe. Sin dejarlo hablar, el entrenador lo cortó con una frase:

 

 “-Andá a arreglar el contrato con Gómez Martínez. Tenés suerte porque Franzini es más duro con los pesos…”.

 

            Gregorio exultante de alegría fue confirmado como titular en el primer partido del campeonato frente a Peñarol en el Estadio Centenario. ¡A los 15 minutos lo expulsaron! El Profe lo mantuvo en el equipo. Defensor comenzó a ganar. Un ventajoso sistema de premios que el club pagaba puntualmente, respaldado por las finanzas de la institución que se encontraban saneadas, permitió que todos los jugadores percibieran buenos ingresos. Amparado en esa situación Gregorio Pérez compró un auto usado. Lo utilizaba en forma permanente, llegaba a los entrenamientos siempre en hora en su propio vehículo. Nunca faltó. ¡Todo fenómeno!

 

            Un día Gregorio llegó tarde. Entró furioso a la cancha…

 

 “-Profe perdone, este auto podrido me dejó de pie, no sé qué le pasó, algo se rompió, la puta que lo parió…”.

 

            El Profe lo escuchó. Después hizo silencio. Se pasó la mano derecha por la nariz, tic que siempre ensayaba con anterioridad a soltar la respuesta…

 

“-Pero Gregorio… hace dos meses comías sólo un huevo duro. Ahora comés bien, tenés auto, tu familia está contenta y… ¡vos te enojás porque el auto se rompe! ¡Por favor…!

 

            Gregorio reflexionó ante la gran lección de vida que reflejó el Profe con su respuesta. Un ejemplo que Gregorio Pérez nunca olvida y que, orgullosamente no duda en recordar…

 

“Para salir campeón hay que traer a Cubilla”

 

            El presidente Franzini y el Profe pusieron de moda una costumbre después de los entrenamientos y la práctica de fútbol. Caminaban juntos dando una vuelta por el perímetro de la cancha conversando sobre el equipo, el futuro, las posibilidades de lograr el título de campeones uruguayos, cosa casi imposible de vaticinar. Vaya uno a saber por qué, tal vez cosas destino, un día la caminata de esa jornada de entrenamiento se realizó antes comenzar la práctica.

 

           El plantel violeta tenía una buena base de la temporada de 1975 dirigido por Mario Patrón y el Prof. César Santos. Además, el presidente Franzini siempre fue partidario de incorporar pocos jugadores “libres” o que vinieran de otra institución a través de la compra del pase. Alberto Santelli que había sufrido una dura lesión en las últimas fechas del torneo de 1975 defendiendo a los violetas, se recuperó plenamente, por lo que se mantuvo en el grupo. Por las dudas de que no rindiera debido a que la dolencia fue importante, contrataron a Pedro Álvarez, jugador con trayectoria, goleador y experiencia. Ricardo Meroni fue el refuerzo elegido para actual de back izquierdo y Gregorio Pérez para desempeñarse el puesto del nº 5, aunque el club apostaba al juvenil surgido en las divisiones juveniles, Ricardo Tato Ortíz. El plantel estaba cerrado. De pronto el Profe después de pasarse la mano derecha por la prominente nariz, en esa caminata previa al entrenamiento, soltó una afirmación rotunda:

 

-“A este equipo para ser campeón le falta una sola”.

           

         Dejó la interrogante en el aire y el silencio pareció eterno, mientras presidente Franzini intentaba adivinar por dónde venían los tiros. ¿Con que cosa extraña saldrá el Profe ahora? Hasta que el entrenador volvió a quebrar el silencio completando la frase tan sólo dos palabras:

          

  -“Luis Cubilla”.

 

            Para satisfacer al Profe, aunque también convencido de que la incorporación de Luis Cubilla resultaría un  impacto, el presidente Franzini se encargó de iniciar las gestiones. Cubilla se encontraba en condición de libre, luego de finalizar su contrato en 1975, año donde militó en Santiago Morning de la capital de Chile. Tenía pensado abandonar la práctica del fútbol para dedicarse a la dirección técnica. Cuenta el capitán de navío Julio César Franzini en su libro Aquella primera vez, que inició el encuentro entrándole al jugador por el camino del ego.

 

-“Vengo a buscar al mejor jugador de Uruguay para que ingrese a la historia del fútbol de nuestro país, como el único futbolista que conquistó tres títulos de campeón Uruguayo, con Peñarol, Nacional y Defensor.

           

               La charla siguió. A Luis le gustaba que reconocieran su valor futbolístico. Aceptó si se abonaba una muy importante “prima”. El presidente Franzini aceptó inmediatamente, pero con una condición: que el pago se efectuaría siempre y cuando Defensor entrara tercero en la tabla de posiciones. La respuesta inmediata de Cubilla, dejó helado al presidente:

 

-“¡No señor! De ninguna manera. La prima la gano y se paga sólo en el caso de que nos consagremos campeones”.

 

La barriga de Luis…

 

            Cubilla cumplió, Franzini y Defensor también, la relación era excelente, razón por la cual, después de las vacaciones y pensando en la temporada de 1977, Franzini ofreció la renovación del contrato. La inmediata respuesta de Cubilla fue un grito de realidad:

           

“-Imposible. Presidente, ¿sabe lo que me cuesta mantener esta barriga para adentro durante los partidos?”

 

            Asunto concluido. Cubilla poco tiempo después volvería a Defensor como director técnico.