Danubio de Matosas dio señales, ¿y ahora?
Gustavo Matosas, quien llegó para ser gerente deportivo, asumió el cargo como entrenador en forma interina y repentina, y en solo tres partidos ya impuso su impronta futbolística. ¿Y ahora?
Gustavo Matosas, dejó el rol de gerente deportivo para transformarse en el entrenador de Danubio.
Gustavo Matosas, el entrenador que llevó a Danubio a la gloria en la temporada 2006/07 ganando el Campeonato Uruguayo -de punta a punta- y consiguiendo un récord histórico tras lograr el Apertura y Clausura de aquel año, volvió al club franjeado en mayo de 2025. Aunque, esta vez, llegó para cumplir un rol diferente: el de gerente deportivo.
Mientras el club pasaba por un crítico momento deportivo, dado que venía de catorce partidos sin ganar y donde la tabla del descenso lo acechaba muy de cerca, Matosas decidió pegar la vuelta al club donde dejó impreso su nombre como entrenador en su antepasado, a modo de volcar toda su experiencia desde la parte directiva.
Danubio, venía muy castigado en lo deportivo. Y para colmo, el cambio de entrenador no había tenido el mejor desenlace. El trabajo inicial de Alejandro Apud no había dado los frutos que se esperaban y el reemplazo por Juan Manuel Olivera tampoco había sido solución. El club franjeado necesitaba un orden. Una idea. Un proyecto, pero de fondo. Alguien con experiencia, que indique con mayor eficacia el camino a seguir.
Bajo la rectificación en la conducción técnica para Olivera, y ya con Matosas como gerente deportivo, Danubio tuvo una leve mejoría en varios aspectos deportivos. Incluso, logró cuatro triunfos consecutivos y en poco tiempo los hinchas cambiaron silbidos por aplausos. Sin embargo, cuando el equipo parecía haber encontrado el golpe de rebeldía, volvió a caer en un pozo futbolístico y en los malos resultados. A tal punto, que la directiva -bajo las órdenes del propio Matosas- optó por cesar del cargo a Olivera.
DE GERENTE A ENTRENADOR
El destino para el cargo de entrenador de Danubio tenía reservado el papel protagónico y un lugar exclusivo para quien lo había ganado todo en su momento. Por diferentes circunstancias, el destino se alineó para que Gustavo Matosas deje repentinamente su rol como gerente deportivo y se vista como entrenador interino. Así, de un día para otro. Es que Danubio, estaba sometido a dar una muestra de rebeldía.
De la mano del entrenador que lo había llevado a la gloria en tiempos victoriosos, comenzaron los trabajos con un solo objetivo: cambiar la pisada como sea. Matosas, sin su total consentimiento para tomar el cargo, porque llegó para ser gerente deportivo no para ser el director técnico, asumió la función para revitalizar a sus futbolistas desde lo emocional y, a partir de la superación de esta cualidad, comenzó a trabajar en el plano futbolístico.
Confiado en sus condiciones como técnico y en sus propias armas, reanimó a los futbolistas desde lo emocional e impuso su impronta futbolística. Es cierto que Matosas apenas dirigió tres partidos a este Danubio. Pero esos tres partidos ya bastaron para despejar conclusiones certeras. Y sin dudas, dejaron una clara evidencia positiva.
En su debut como entrenador, perdió 3:2 ante Miramar Misiones. Pese al resultado, ese día, el equipo dejó destellos positivos y buenas señales. El resultado no fue el esperado, es cierto, pero Danubio mostró buenos momentos de fútbol y marcó dos goles. La impronta de Matosas comenzó a asomarse en su estreno.
En su segundo partido, Danubio le ganó 2:0 a Wanderers exhibiendo un fútbol vistoso e identificado. Con sello danubiano. Ese día, el equipo se mostró muy ordenado, motivado y exhibió momentos de gran juego colectivo, reflejándose en los goles de gran factura técnica.
El pasado fin de semana, el Danubio de Matosas aplastó 5:1 a Cerro, mostrando su mejor versión. El equipo fue un torbellino a nivel futbolístico. Avasallante en todas sus líneas y no dio respiro a su rival. Lo aniquiló en el primer tiempo, donde sacó una ventaja de cuatro goles.
En solo tres partidos, el Danubio de Matosas marcó nueve goles cuando venía de anotar apenas dos en los últimos cuatro partidos. El cambio ofensivo fue notorio.
¿Y AHORA?
Matosas, cayó como anillo al dedo en el cargo de entrenador en un momento donde el equipo necesitaba recuperar la confianza y su propio autoestima. El experimentado técnico mostró su autoridad absoluta sobre sus futbolistas y el equipo lo plasmó en el campo de juego, exhibiendo un fútbol avasallante sobre sus rivales.
En solo tres partidos, el Danubio de Matosas mostró un funcionamiento colectivo que se identificó con el hincha siendo un equipo intenso, dinámico y competitivo, que se revolucionó desde lo anímico, emocional, pasando por lo físico hasta lo futbolístico.
En medio de las horas más críticas, pero convencido de su metodología y con un propósito firme, Matosas asumió el compromiso de ser el principal responsable de poder encontrar la forma que Danubio necesitaba, para revertir la pobre imagen deportiva que venía mostrando. Bajo el mando del nuevo entrenador, el equipo se mostró concentrado, metido, con temperamento y con una personalidad extra, casi como rememorando a viejas épocas, con un fútbol que le permiten soñar al hincha de cara a futuro.
El dilema, ahora, reúne interrogantes. ¿Qué pasará con Matosas director técnico? Porque recordemos que tomó el cargo como entrenador interino cuando, en paralelo, cumplía su rol de gerente deportivo. Asumió la función casi que bajo obligación. Pero además, en todo momento, admitió no mostrar interés de transformarse en el entrenador fijo.
Sin embargo, con un temple especial, característico en su carisma, Matosas ha logrado que sus jugadores crean sus posibilidades y en sus propias armas. En base a buen juego y a resultados, en solo tres partidos le devolvió la esperanza a Danubio, que resurgió su ilusión.
La pregunta se despeja por sí sola: ¿Seguirá siendo el entrenador o volverá a su rol como gerente deportivo?
