El empate sin goles de Fénix y Danubio en Capurro dejó atrás un partido cerrado. El desenlace se anticipó en el juego sin concesiones  defensivas y con emociones contadas. El resultado fue una consecuencia lógica del trámite.

Los albivioletas jugaron mejor en la primera parte con la velocidad de Gustavo Viera como argumento saliente. Después, salvo en los últimos minutos con Estoyanoff en cancha –recuperado de una lesión muscular- no lograron la misma intensidad.

La Franja no encontró sintonía en su juego y en el segundo  tramo mejoró. En ese último envión dispuso dos oportunidades netas, una en un remate cruzado de Sebastián Fernández  que pasó muy cerca del palo izquierdo y la otra al final cuando  Denis Olivera conectó un cabezazo que generó la gran respuesta del arquero Agustín Requena. Entonces el 0:0 se hizo inevitable.