Home   »   Básquetbol

“Aquel campeonato fue una de las cosas más hermosas que viví”

“Había un morbo, porque Malvín generalmente nunca entraba a los playoffs”, recuerda el “Enano” Martínez, MVP del histórico Malvín que se quedó con la Liga Uruguaya 2006/07.




Martínez, en la celebración del inédito campeón Malvín en el Cilindro, cumpliendo con el ritual sagrado de la red tras vencer a Biguá.


2 junio, 2020
Básquetbol

“Dios es Enano”, reza la bandera dedicada exclusivamente a Fernando Martínez, el base de aquel equipo de Malvín que hizo historia en la Liga Uruguaya 2006/2007 al lograr su primer título en primera división, y que de esa manera marcó el inicio de una hegemonía del club playero en nuestro básquetbol.

 

“Durante toda mi carrera, quizás fui un poco mirado por el simple hecho de mi altura. Tuve que lidiar con ese obstáculo”, comenta en diálogo con Tenfield.com Martínez, quien siempre se ha destacado por su juego aguerrido, por su seguridad para llevar la pelota y por su jerarquía para encestar en los momentos más difíciles. Y respecto al memorable título con el azul de la playa, el actual jugador de Goes agrega: “López armó un rejuntado de jugadores, con el que se había armado un proyecto para salir campeón en tres años, pero lo logramos en el primero. Fue algo totalmente impensado para todos”.

 

-¿Qué te produce el recuerdo del título trece años después? Malvín lograba ganar por primera vez la Liga Uruguaya y, de esa forma, quedó en la gran historia. ¿Qué es lo que más te acordás de esa campaña?

-El recuerdo es de lo más hermoso que viví en este deporte, y más teniendo en cuenta que yo venía de una derrota en una final con Aguada (0:3 ante Trouville). Pero tuve la revancha a la vuelta de la esquina, y me tocó ganarla. Sumado a que fue el primer campeonato que también ganaba Malvín. Tengo los más lindos recuerdos de haber estado en las dos etapas: en una mala, por decirlo de alguna forma, con mucha bronca por no entender cómo no habíamos podido obtener el campeonato anterior. Me costó muchísimo poder dejar atrás eso y entender que el rival también entrena y tiene las mismas chances de ganar. Y la buena fue que con trabajo, esfuerzo y humildad pude tener la revancha, que por suerte se me dio. Por eso fue especial. Durante toda mi carrera, quizás fui un poco mirado por el simple hecho de mi altura. Tuve que lidiar con ese obstáculo. Primero había un “enanito” que jugaba bien en inferiores pero no jugaba en primera, luego parecía que jugaba bien en Primera, pero lo hacía en la segunda división con Montevideo. Y después, cuando perdí el primer campeonato, como que otra vez resurgió eso de que había tenido una buena temporada, pero el “enanito” no había podido salir campeón. Por todo eso fue de lo más lindos recuerdos que tengo haber logrado el título con Malvín en aquella temporada.

 

-Y además, en tu primer año en Malvín, tuviste un rendimiento decisivo y fuiste destacado como el mejor jugador del torneo (MVP)…

-Más allá del rendimiento individual, el equipo funcionó con una química brutal desde el arranque del año. El campeonato no lo ganó un jugador: lo ganamos todos, eso está en la tapa del libro. Después, puede haber distinciones, como la que me mencionabas, del MVP, que me dieron por ser el mejor jugador. Pero el mejor jugador ese año fue el grupo, no tengas dudas. Todos tiramos para el mismo lado, todos tuvimos la misma mentalidad.

 

-¿Cuánto pesó tener a Pablo López de entrenador?

-Influyó un montón. Durante toda mi carrera yo lo tuve dos o tres años en formativas. Y después diez años de corrido en Malvín. En los 25 años que tengo de básquetbol, en 13 me dirigió él. Obviamente que influyó en todo lo que sabía y en todo lo que nos conocía, porque fue López el que armó el equipo. Armó un rejuntado de jugadores, en el que se había armado un proyecto para salir campeón en tres años, y lo logramos en el primero. Fue algo totalmente impensado para todos.

 

-¿Cuándo se dieron cuenta de que podían lograr el título? ¿Hay algún triunfo clave que los haya marcado especialmente?

-Cuando me contrató Malvín, ya puse la expectativa en salir campeón. Y coloqué la vara arriba. Obviamente, después se tienen que ir sorteando obstáculos y todo lo que se va presentando en la temporada. Me parece que ya en el cuarto o quinto partido nos dimos cuenta de que la química del equipo funcionaba, y estaba muy bien para esa primera parte del campeonato. Puliéndolo más durante la temporada, podíamos ser competitivos contra todos. La mentalidad ganadora del grupo influyó mucho. Ahí nos dimos cuenta de que podíamos, y después dimos batalla contra todos.

 

-¿Quiénes eran los favoritos a ganar esa Liga?

-Los favoritos eran otros. En aquel entonces estaban Biguá, Olimpia, quizás algún equipo más de candidato, como Defensor Sporting, que siempre apostaba, Trouville también. Nosotros éramos un equipo totalmente nuevo. Y era una apuesta a ver qué pasaba. Malvín por lo general nunca entraba a playoffs, y había como un morbo por eso.

 

-¿Cómo fueron aquellas finales con Biguá que ganaron 3:1?

-Podemos recordar el partido final que se suspendió por lo que pasó, pero fueron finales muy lindas con el Cilindro lleno, algo que trae muy lindos recuerdos porque jugamos en un lugar que ya no tenemos más. Las finales fueron totalmente cambiantes, con partidos parejos, y nos enfrentamos al supuesto campeón, que tenía jugadores de una talla realmente muy buena, como Osimani y Szczygielski, además de muchos basquetbolistas de formativas con gran nivel, y ni que hablar los extranjeros. En definitiva, los partidos se hicieron muy duros. Pero con el trabajo del equipo se pudo lograr el título.

 

-El básquetbol está parado por la emergencia sanitaria. ¿Cómo seguís desde tu lugar este momento?

-Quizás el mundo no estuviera preparado para esto que estamos viviendo, no solo en el ambiente del básquetbol. Hay mucha gente complicada viviendo el tema de la pandemia. Uno trata de ayudar dentro de lo que está al alcance, y sin dudas es complicado. Soy muy bicho de casa y no me gusta salir, por lo cual ese tema no me ha afectado mucho. Tengo la suerte de, quizás, contar con un espacio para poder correr. Tengo una cancha de básquetbol a una cuadra que, si bien es abierta, no es ideal por el clima de ahora. Pero puedo agarrar una pelota, picarla o ir a correr simplemente. Este es un tema preocupante no solo para el básquetbol, sino para el mundo entero.

 

Fernando Martínez, sinónimo de la mejor historia de Malvín. El “Enano”, protagonista de un triunfo gigante para el azul de la playa, en el recuerdo de la memorable campaña de 2006/07.