Liverpool y Boston River ofrecieron un gran partido  en Belvedere, vertiginoso, en final abierto, jugadas para los dos lados, emociones contrapuestas. El negriazul lo ganó en el último ataque con Juan Ignacio Ramírez, goleador, como asistente de lujo y la carrera del juvenil Diego Cor para empujar la pelota a la red en el 3:2. Un minuto antes, el arquero Andrés Mehring salvó su arco en un contragolpe de José Alberti.

El negriazul exteriorizó gran alegría por el ataque, su gran fortaleza. Adelantó a Hernán Figueredo a los delanteros y conectó el circuito de juego. El equipo atacó para  ganar y defendió para el olvido, su gran debilidad. Dejó espacios entre sus líneas y en ese sentido caminó por la cornisa. Se adelantó en el gol de Ramírez del 1:0, le dieron vuelta el desarrollo a 2:1 y remontó en el cierre fantástico.

Boston River cayó sorprendido desde la cancha al banco con Sebastián Abreu, el técnico jugador. Hizo  méritos  suficientes para no  irse con las manos  vacías. Se levantó de la adversidad con los goles  de Matías Rigoleto –pase de Facundo  Rodríguez- y el cabezazo de Emiliano Alvarez –Abreu la peinó en el área- para la ventaja parcial. El tiro libre  de Pedro  Silva Torrejón en el ángulo superior izquierdo del arco de Mehring acarició el tercero. Tanto como la corrida de Alberti -tenía opción de pase al medio-  y la atajada del  arquero, decisiva. No lo pudo creer.

Alegría de Liverpool para  volver a celebrar en un triunfo para romper la racha negativa. Se despidió del Apertura con una gran sonrisa.